Una revisión de grupo de hermanos
Una revisión de grupo de hermanos
Blog Article
2. Con respecto al cisma debe hacerse la misma distinción. Un rechazo secreto de la autoridad de la Iglesia no separa al pecador de la Iglesia, la cual lo reconoce como miembro, con derecho a la comunión con ella, hasta que por insurrección pública y notoria rechace su autoridad.
Aunque en algunos grandes principios pueda sobrevenir algún consenso de opinión sobre lo que es bueno y lo que es malo, aun Campeóní, es inalcanzable conquistar un acuerdo en la aplicación de esos principios a hechos concretos. En asuntos de importancia praxis tales como son, por ejemplo, las cuestiones de la propiedad privada, el desposorio, y la albedrío, las opiniones más divergentes son defendidas por pensadores de gran capacidad. En medio de todos estos cuestionamientos, la voz inequívoca de la Iglesia da confianza a sus hijos de estar siguiendo el camino correcto, y de no haberse extraviado por alguna especiosa falacia. Los diversos modos en que la Iglesia ejercita este don, y las prerrogativas de la Santa Sede respecto a la infalibilidad, se discuten en el artículo infalibilidad.
La unión de naciones diferentes en una sociedad es contraria a las inclinaciones naturales de la humanidad caída. Ésta debe siempre guerrear contra los impulsos del orgullo Doméstico, el deseo de una completa independencia, o el desagrado del control externo. De ahí que la historia proporcione diversos casos en los que estas pasiones han conseguido percibir, se ha roto el lazo de unidad, y se han constituido “Iglesias Nacionales”. En todos estos casos, la autodenominada Iglesia Nacional ha descubierto a su costa que, al romper su relación con la Santa Sede, ha perdido a su único protector contra los abusos del gobierno secular. La Iglesia Griega bajo el Imperio Bizantino, la autocéfala Iglesia Rusa actualmente, han sido meros instrumentos en manos de la autoridad civil.
Hay personas que pueden decir que son católicas, pero que nunca van a Misa, que no se acercan a la Iglesia y sus sacramentos, o que están allí del Papa y los sacerdotes, representantes de Cristo, y no se dan cuenta que imparcialmente la Iglesia es al Católico como la tortilla a un taco (valga la comparación sencilla): sin la tortilla no hay taco, pues sin la Iglesia no hay cristianismo.
La doctrina de la Iglesia se resume en la imitación de Nazareno. Esta imitación se expresa en buenas obras, en abnegación, en amor a los que sufren, y especialmente en la práctica de los tres consejos evangélicos de perfección: pobreza voluntaria, castidad, y obediencia. El ideal que la Iglesia nos propone es un ideal divino. Las sectas que se han separado de la Iglesia han descuidado o rechazado una parte de la enseñanza de la Iglesia a este respecto. Los reformadores del siglo XVI llegaron hasta a negar del todo el valor de las buenas obras. Aunque la viejoía de sus seguidores han abandonado esta doctrina anticristiana, aun ahora los protestantes consideran una enajenación la autorrenuncia (el “niégate a ti mismo”) del estado religioso. Incluso el mundo fuera de la Iglesia reconoce la santidad de su culto. En la solemne renovación del Sacrificio del Calvario reside un misterioso poder, que todos se ven forzados a examinar.
La historia de la Iglesia Anglicana presenta las mismas características. No hay sino una institución capaz de resistir las presiones de los poderes seculares---la Sede de Pedro, que se estableció en la Iglesia con esta finalidad por Cristo, para que pudiera proporcionar un principio de estabilidad y seguridad a todas sus partes. El Papado está por encima de todas las nacionalidades. No es el servidor de ningún Estado en particular; y de ahí que tenga fortaleza para resistir a las fuerzas que querrían subordinar la religión de Cristo a fines seculares. Sólo las Iglesias que han mantenido su unión con la Sede de Pedro han conservado su vida. Las ramas que se han desgajado de ese tronco se han marchitado.
La Iglesia católica ha recibido críticas por la supresión violenta de otros cultos y de la herejía a lo dilatado de las Edades Media y Moderna, en particular por parte de la Inquisición.
Santidad: la Iglesia católica, a pesar de los pecados y faltas de cada individuo de sus miembros que aún peregrinan en la Tierra, es en sí misma santa pues santo es su fundador y santos son sus fines y objetivos. Asimismo, es santa mediante sus fieles, aunque que ellos realizan una acto santificadora, especialmente aquellos que han apurado un alto cargo de virtud y han sido canonizados por la misma Iglesia.
Incluso los enemigos de la Iglesia se dan cuenta de la santidad de la Misa. Ciertamente, los frutos de santidad no se encuentran en las vidas de todos los hijos de la Iglesia. La voluntad del hombre es libre, y aunque Jehová dé la Chispa, muchos de los que se han unido a la Iglesia por el bautismo hacen poco uso del don. Pero en todas las épocas de la historia eclesiástica ha habido muchos que han ascendido a las sublimes cumbres de la abnegación, del bienquerencia al hombre y del aprecio a Alá. Sólo en la Iglesia Católica se encuentra esta especie de carácter que reconocemos en los santos---en hombres tales como San Francisco Javier, Santo Vicente de Paul y muchos otros. Fuera de la Iglesia los hombres no buscan tal santidad. Adicionalmente, los santos y todos los demás miembros de la Iglesia que han pillado algún grado de piedad, siempre han estado dispuestos a confesar que debían todo lo que era bueno en ellos a la Agudeza que concede la Iglesia.
Es interesante destacar que la iglesia bosque noción de iglesia se utilizaba en Atenas para hacer narración a la reunión de los ciudadanos a fin de considerar cuestiones de índole política. Y San Pablo la tomó luego para denominar a la congregación de creyentes cristianos.
El almacenamiento o comunicación técnico es necesario para crear perfiles de agraciado para destinar publicidad, o para rastrear al sucesor en un sitio web o en varios sitios web con fines de marketing similares.
Cuando deben tomarse decisiones sobre la Seguridad (dogma) y los lineamientos morales de la institución, se convoca un concilio ecuménico: una asamblea en la que se reúnen todos los obispos del mundo y que es presidida por el Papa.
Una asociación de este tipo es una condición necesaria de la civilización. Un individuo aislado no puede lograr sino poco; casi nada puede cerciorarse el necesario sustento; mucho menos puede encontrar los medios de desarrollar sus talentos superiores mentales y morales. Conforme progresa la civilización, los hombres ingresan en diversas sociedades para el logro de diversos fines. Estas organizaciones son sociedades perfectas o imperfectas. Para que una sociedad sea perfecta, son necesarias dos condiciones:
La doctrina fundamental para la Iglesia católica se encuentra en el credo, que recoge las fórmulas de Certidumbre elaboradas en los primeros concilios de la historia.